De qué nos damos cuenta ….
Educar es transformar, que educar con amor es forjar un legado, es dejar un impacto, es apropiarse de sus dones y habilidades, es permitirse y permitir a sus colegas, a sus estudiantes que se apropien de las suyas. ¡Es permanecer en el tiempo!
Necesitamos convicción y valentía para hacerlo, que el vivir cada día su propio afán nos permite avanzar; que entender un proceso que nunca más va a detenerse, es aceptar el reto, de una entrega apasionada, que con sus aciertos, errores, cicatrices, heridas, se abre un camino de sabiduría que nos lleva lejos.
Vives un proceso que te sorprende, con un espíritu de aventura que desafía el ego y resuelve problemas con creatividad; que evalúa y reflexiona cada día, viviendo el presente y el futuro, rehusándose a ser parte de la audiencia, animándose a ser protagonista apasionado/a, capaz de proponer con alegría, lo que ésta Gran tarea demanda de todos aquellos que somos parte, de un movimiento que hace la diferencia entre acompañar en su desarrollo a un ciudadano común y a otro empoderado que va a dejar huella.
Como dice Freire y Back la teoría ilumina la práctica….
Todos los actores de la Comunidad JK confiamos en nuestras propias capacidades, podemos superar y salvar obstáculos, somos seres integrales innovadores, dispuestos aprender a través de la racionalidad, de las emociones y de la corporalidad.
El nivel de consciencia que puede lograr una persona desde tempranas edades puede potencializar acciones de convivencia, de reflexión que encierra el mensaje profundo, que el mundo necesita las manos de todos. Necesita de las comunidades que se interesen por el otro y el bien común, que les importe lo que piensa cada actor de ese sistema, que les importe la opinión de cada niño, de cada joven, que al convivir, convencidos piensen que vale la pena un espacio de tierra, un árbol, un bosque, la vida que se da, en fin; que se puede materializar con cada acción ese mundo ideal que queremos.